dimarts, 6 de juliol del 2010

At versaris, el chovinismo y el hip hop como nido de actitudes fascistas

La tragedia se mascaba y un usuario del foro de hishophispano no la podía profetizar de forma más acertada: «Buff la que os va a caer, rapeando en catalán y con barba. A ver quién es el primer gracioso», en referencia al estreno en toda la web del vídeoclip No apte del grupo de hip hop At versaris. Y graciosos salieron muchos.

El genial Tarantino nos demostró en su salvaje Reservoir Dogs que eso de para gustos los colores es la mayor falacia de la modernidad: ninguno de los gangsters quería ser el señor rosa ni el señor marrón debido a las evidentes connotaciones que dichos colores poseen, connotaciones de tipo cultural vinculadas a un contexto histórico concreto pero connotaciones al fin y al cabo. Soy de los que opina que la muletilla para gustos los colores es propia de cafres orgullosos de sus carencias y limitaciones culturales (tan frecuentes en el mundo del hip hop) y de posmodernos despistados seducidos por el kitch y el discreto encanto de lo cutre. Umberto Eco nos demostró no sólo que existía el mal gusto sino que además éste poseía una estructura, unos códigos e iconos. Sé de lo que hablo: es jodido estudiar 5 años comunicación audiovisual para que luego llegue un oficinista diplomado en empresariales y te diga que Bladerunner es aburrida, o peor, que es lenta. De la misma forma debe ser desesperante para licenciados en bellas artes, escuchar de licenciados en derecho, que el arte abstracto es una mierda. Es propio y producto de la ignorancia, rechazar frontalmente aquello que se desconoce, y del rechazo abierto a caer en posiciones fascistas hay un camino muy corto: sólo hay que echar un vistazo a los medios para palpar de primera mano, las ingentes cantidades que del racismo más atroz, está generando el mundial de Sudáfrica (la obsesión por la seguridad o las constantes gracietas y chascarrillos de nuestros locutores en torno a una cultura que desconocen, claman al cielo).

Lo curioso es que cuando vamos a urgencias y el médico, como licenciado en medicina que es, nos dice que sufrimos un cáncer de colon galopante, no le rebatimos ni cuestionamos su diagnóstico, mucho menos damos nuestra opinión cuestionando la suya. ¿Se lo imaginan? Pues yo creo que no es cáncer, que sólo estoy constipado… Es lo que tienen las ciencias sociales: todo el mundo opina, no faltará algún avispado que nos espetará que ese exceso de opiniones furibundas es propio de las sociedades democráticamente avanzadas. Con la música y por tanto con la cultura sucede más de lo mismo, lo que nos lleva al citado videoclip de la formación de hip hop catalana.

Afirmo convencido que se trata de un correcto videoclip, filmado en una antigua batería antiaérea de la guerra civil que pone el skyline de la ciudad condal a los pies del espectador. El flow, la letra, las estructuras, los tonos de las voces y esa base tan sumamente sugerente con esos punteos de guitarra que nos evocan las reminiscencias soul más elegantes, no hacen sino confirmar que se trata de un tema notable, objetivamente hablando si me permiten la osadía las hordas relativistas. Si a ello añadimos que el álbum entero está masterizado por uno de los pilares indiscutibles del hip hop del estado en cuanto a sonido y producción se refiere (Dive Divosso, productor de 7 notas 7 colores, Leon Dramaz o Voodoo) el resultado se convierte en exquisito. Pero algunos no saben de masterización y prefieren lapidar al grupo, no porque opinen que la producción sea deficiente, las letras insípidas o la forma de fluir sobre el ritmo limitada (es más bien todo lo contrario), lapidan al grupo por el mero hecho de rapear en catalán, por lo visto un pecado mortal en nuestra España mundialista, la misma que sufre la mayor oleada de chovinismo patriótico de toda su historia reciente.

Cuando me invitaron a la Universidad Complutense a ofrecer una charla en torno al hip hop y sus vinculaciones con el cine, inevitablemente tuve que citar y referirme a la película documental Spanish Players II (Patric Casado Taladriz) como film generacional y ya casi de culto que resume a la perfección la historia del hip hop en el Estado Español. Le puse un pero: el evidente centralismo que se desprende a lo largo de toda la cinta, eludiendo cuestiones como el verdadero fenómeno y ruptura que supuso un grupo como At versaris en Catalunya. Un verdadero antes y después que alteró para siempre el hip hop dentro de Catalunya, rompiendo uno de los tabúes imperantes y mejor asentados, aquel que propugnaba que dentro del estado no se podía hacer hip hop de calidad que no fuera en castellano. La acogida tanto por parte de la crítica como por parte del gran público, no hizo más que confirmar que nos encontrábamos ante un fenómeno a tener muy en cuenta. La publicación en 2009 de su segundo álbum A cada passa, con una evidente evolución tanto en el aspecto lírico como en la producción musical (además de unas colaboraciones de lujo... jejeje) confirmó las expectativas y sacó los colores a muchos y diversos lp’s rapeados en perfecto castellano.

Esta semana presentaron en toda la web el mencionado videoclip y los foros han hervido. Ha habido reacciones de usuarios que lamentan no saber catalán, otros que afirman que suenan bien y que les gustaría entender lo que dicen, pero ese tipo de comentarios son los que se esperarían de los seguidores de un movimiento (supuestamente) tolerante, abierto, antirracista, antifascista y participativo como es el hip hop, por tanto no merecen nuestra atención. Lo verdaderamente aberrante ha sido el torrente de comentarios abiertamente fascistas que ha inundado el portal de hip hop hhdirecto.net, por cierto el más visitado de todo el estado:

«Ni si quiera voy a darle al play». Es decir, ni si quiera va a molestarse en escucharlo porque se trata de hip hop hecho en catalán. Cabría preguntarle cual es la diferencia desde un punto de vista netamente cultural, entre el rap hecho en inglés, castellano, francés, italiano o chino mandarín. En realidad lo que subyace del comentario es que sencillamente el castellano es mejor que el catalán, como si hubiera idiomas mejores que otros. La verdad es que el catalán ofrece más posibilidades al rap puesto que al igual que en el inglés, existe la posibilidad de jugar con las vocales abiertas y cerradas, inexistentes en castellano.

«Cantar en español asi no triunfareis». Éste desconoce que el idioma español no existe y que probablemente se refiere al castellano, que por cierto no sabe escribir ya que en la lapidaria frase, la forma verbal correcta sería «cantad» y no «cantar» y «así» y «triunfaréis» llevan acento, la primera es aguda y acaba en vocal y en la segunda rompe el diptongo. Además presupone que el fin último de un grupo es triunfar a toda costa, aun renunciando a su lengua materna, una posición harto discutible y que no hace sino evidenciar las luces y las aspiraciones de dicho analfabeto funcional, eventual usuario de dicho foro.

«Perroflautas». Al handicap de cantar en catalán se une la condición de ser de izquierdas y tener conciencia social y política, en los últimos tiempos un verdadero estigma dentro de algunos sectores del hip hop. Pensar y cuestionar es de punkis, de tirados, de guarros, es decir, de perroflautas. El verdadero hip hopero sale con su suéter y su gorra de marca, impoluto y perfectamente afeitado ¿cómo si no seducirá a la despampanante y explosiva mujer que pulula a su alrededor y mueve las caderas de forma sensual con poca ropa en el vídeo?

«los putos catalanes siempre creyendose mejores y mas listos que nadie, si lo pusieran traducido pues igual me enteraba de algo y mostraba mi respeto. pero como no pues os jodeis y lo escucha vuestra puta madre».Las faltas de ortografía y ese léxico tan rico presagian una orgía de fascismo de dimensiones considerables. Lo más terrible es que el susodicho probablemente escuche un montón de hip hop en inglés sin ni si quiera molestarse en traducir las letras de los grupos que escucha, pero claro los que tienen que subtitular sus letras son los putos catalanes, no lo grupos americanos. En otras palabras, lo que digan los grupos americanos es completamente secundario pero es de capital relevancia descubrir lo que dicen los catalanes, además con barba… hum… seguro que algo traman, algo oscuro y catalán.

«La cuestion no es que lo hagan en catalan o no ( aunque yo no lo respeto ) si no...POR QUE lo hacen en catalan? ideologia politica? separatismo?Buena instrumental, lo demas como todo, ala basura, asi no avanza el rap».Sería obvio responderle que rapean en catalán primero porque les da la gana (como si quieren hacerlo en esperanto o en danés) y segundo porque es su lengua materna.

«supong k para los catalanes esta tremend pero yo se donde vivo y me parece k ellos son algo asi como los hijos bastardos de esta nacion y tienen flow pero nisikiera tenia k aver pulsao play». Este es mi comentario favorito sin duda, rompe todos los moldes ortográficos y políticos. Ni si quiera fuerza nueva o falange hablan de los catalanes en términos de «hijos bastardos de esta nación». Lo más desternillante es que reconoce que son buenos y se arrepiente de haberle dado al play, corriendo así el terrible riesgo de que le gustara, como él mismo sospecha al reconocer que tienen flow y quepara los catalanes será un grupo tremendo.

¿Cómo se ha llegado a esto? ¿Qué ha fallado? ¿La culpa es de la LOU, de Tito Mc o de Fama! A bailar? Supongo que cuarenta años de nacional-catolicismo sostenidos en un centralismo de corte totalitario ayudan bastante, pero más allá y dado el actual nivel de desarrollo que ha alcanzado el hip hop dentro del estado español tanto a nivel de ventas como de asimilación por parte del gran público, es el momento de plantearse algunas cuestiones. Un movimiento basado en el respeto mútuo, que rompió todas las fronteras geográficas y lingüísticas no puede albergar este tipo de actitudes tan abiertamente fascistas. El fenómeno responde a diversos y distintos motivos. El primero de ellos lo encontraríamos en el más que evidente proceso de transformación en las letras y actitudes del hip hop nacional. Abandonando paulatinamente el compromiso social en aras de una banalización galopante de los textos, dedicados en exclusiva al ego, al individualismo, al sexismo y al mi pene es el más grande de todo el barrio. El grado de cooptación por parte del mainstream ha sido tan brutal que en la actualidad cuesta mucho identificar al hip hop como un movimiento mínimamente contestatario o comprometido con ciertos valores o actitudes. Los mc’s que a mediados de los 90 ofrecían un mensaje social, hoy retozan en las instituciones y presumen de tener coches caros. A su vez surge un movimiento en Madrid, el rap de calle o especialmente egotrip que sus seguidores no han sabido comprender, pues inmediatamente lo enfrentan al hip hop social o comprometido, como si fueran enemigos, cuando en realidad son las dos caras de una misma moneda.

Entonces llega este punto lamentable que flirtea muy de cerca con el fascismo sonriente en el que se critica a Tote King por ser universitario, al Chojín por tener mensaje (sinónimo de dar sermones), a Los Chikos del Maíz por ser rojos y a At versaris por rapear en catalán, y en un abrir y cerrar de ojos las actitudes más derechistas se han colado en el movimiento como por arte de magia. Culpables hay muchos pero para encontrarlos la comunidad hip hop sólo tiene que mirarse en el espejo, empezando por los artistas. Cuando algunos salen al escenario convertidos en anuncios andantes patrocinados por marcas (la gorra, la sudadera, las zapatillas…) crean un modelo de conducta ante sus seguidores, que lo siguen, lo imitan y quieren ser como él. Si se establece ese modelo es lógico que si luego surge un grupo ajeno a esa parafernalia, parte del público lo lapide (la parte más alienda, servil y borrega) si además rapea en una lengua extraña, el linchamiento público está servido. Si el primer artista promoviera valores como el respeto, la tolerancia y la diversidad, ese linchamiento no se produciría pero los únicos valores que se promueven y se han convertido en dominantes son el quiero ser mejor que tú, mi pene es enorme y sólo aspiro en la vida a beber champán rodeado de mujeres florero, por supuesto sobre una base rítmica especialmente comercial, empalagosa y donde el autotune (técnica de sonido que modula las voces para convertirlas en un producto MTV) es una constante.

Ha llegado tal punto de alienación que algunos artistas alardean de ser unos analfabetos funcionales, que por supuesto recelan de otros artistas con compromiso social, evidentemente con más formación académica y cultural. La única universidad que importa es la de la calle, que queda muy kie, muy machote y muy gangsta, pero en realidad al único sitio donde te puede llevar la universidad de la calle es a la cárcel o a la explotación más sangrante en un puesto de trabajo para asalariados no cualificados, a ser un burro de carga. Ha surgido dentro de la comunidad una suerte de odio y rechazo a la figura del intelectual o artista comprometido, enfrentado de forma casi dialéctica, al buscavidas criado en la calle que nada sabe de compromiso (y por lo visto nada también de ortografía) para con sus semejantes y únicamente piensa en salvar su culo en la jungla urbana.

¿Cuántos raperos usan gafas de ver? Que yo recuerde únicamente Juaninaca, es un detalle muy significativo. Las gafas de vista son un símbolo en nuestra sociedad que nos remite a la lectura, a la cultura, al compromiso y de alguna manera a la debilidad o al defecto del superhombre soñado por Nietzsche (que es fuerte, bello, con dinero y sudadera Karl Kani). Así es, los raperos o usan lentillas o esconden sus gafas de vista en sus apariciones públicas, son un símbolo de debilidad, un defecto físico que afea, y en una comunidad donde prima la estética por encima de toda ética no tienen cabida, tal es el punto de aberración que hemos alcanzado dentro del hip hop. Luego no es de extrañar que se lapide a un grupo por rapear en catalán, sencillamente es otro defecto, otra debilidad, otra forma de salirse de raíl marcado. Es grotesco que pequeños Primos de Rivera con gorra de marca acusen a At versaris por rapear en catalán, cuando a algunos nos resulta extremadamente ridículo que otros rellenen sus textos de vocablos estadounidenses en la línea de homie, dealer, bitches y demás soplapolladas de matón de ghetto estadounidense.

Pero mientras algunos no saben escribir su nombre y se vanaglorian de ser unos analfabetos funcionales monolingües, otros podemos disfrutar del hip hop de calidad hecho en distintas lenguas porque tenemos el orgullo y la ventaja de ser trilingues (Edit para paletos: conocer tres lenguas, castellano, catalán e inglés). Y mientras algunos no salen a tocar más allá de su barrio aunque utilicen un perfecto castellano, At versaris llena las salas en Barcelona y Tarragona o se va de gira a New York en festivales de hip hop internacionales. Claro que la gran manzana es mucho más cosmopolita y tolerante que la España castiza y allí no les recriminan que utilicen su lengua materna. Algunos no se han enterado que el hip hop es un movimiento universal y que criticar a At versaris por hacerlo en catalán tendría tanto sentido como que un joven del Bronx criticara al club de los poetas violentos por hacerlo en castellano, ningún sentido. No es de extrañar que cada vez más jóvenes vascos y catalanes quieran independizarse de esa España paleta y cafre, de esa España monolingüe que opina que el castellano (el español como ellos dicen) es el jodido ombligo del mundo.

Pero como dice Rodri en el tema: plou sobre mullat (llueve sobre mojado) y a algunos ya no nos sorprende que el fascismo abierto campe a sus anchas dentro de la comunidad hip hop. Se veía venir pero muy pocos hicieron algo por evitarlo. Hoy es un grupo por rapear en catalán, ¿mañana un mc por ser negro? Todo es posible en nuestra España mundialista de bandera estanquera y rechazo al diferente.


Nega (Los Chicos del Maíz)

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